miércoles, 9 de agosto de 2017

El ciclo de la humanidad

A diferencia de las Ciencias naturales que suelen trabajar con valores cuantitativos, números, las Ciencias humanas como la Psicología o la Sociología lo suelen hacer con valores cualitativos. Éstos son producto de constructos, adecuaciones de una realidad intangible a una forma tangible que permita su baremo o medición, por ejemplo aspectos de la personalidad o la inteligencia. Esta característica no es baladí pues desde su creación, la Psicología por ejemplo ha batallado duramente por hacerse un espacio entre las anheladas Ciencias, no queriendo ser menos que otras en la pugna por el conocimiento científico. Pero resulta inevitable que por lo explicado, sea prácticamente imposible hablar de causalidad en los experimientos y sí de correlación, alta o baja, ya que los seres humanos no somos entes simétricos cuantificables con facilidad en categorías. Y claro, si usted le otorga la posibilidad a un ser humano de interpretar, le aseguro que lo hará. El problema viene por algo que en Derecho viene a ser la inseguridad jurídica, el que en una norma tenga cabida una amplia interpretación para propugnar lo uno y su contrario y como consecuencia la aplicabilidad de la misma pueda condicionarse a la arbitrariedad del que la imparte. En Ciencias podría denominarse inseguridad científica o metodológica (sin afectar a validez y fiabilidad), y supuestamente sería un oxímoron, pero suele referirse como discusión-debate en la comunidad científica, que queda requetebien y así todos contentos. Lo importante es cumplir los requisitos del método científico pero es bastante difícil expulsar los sesgos cuando se fabrican constructos y se utilizan variables intangibles.

A la hora de tomar en consideración al ser humano, hay que calibrar su subjetividad inherente y aceptar que somos producto de nuestros genes y circunstancias, el ambiente, pero si eso ya no se consigue en las Ciencias, ¿Qué pretenden conseguir los que están fuera de ellas? Habrá que asumir que convivimos por innumerables sesgos que nos acompañan en la creación de nuestras manifestaciones humanas y ello, sin darnos cuenta, sin percatarnos conscientemente, es algo de lo que ya está advertido el ser humano en su subconsciente, en su huella más profunda. Algo que le lleva a rodearse de afines de ideas y a imponer su voluntad con independencia de las reglas lógicas o porque éstas podrían obstaculizar sus propósitos. Así, la humanidad vive ciclos permanentemente tomando en consideración las variables a su alrededor y sobre éstas y las expectativas generará una tendencia que regirá una etapa. Las comparaciones y las expectativas suelen ser cortoplacistas y en primera persona. El ser humano no aprende de errores ajenos o pretéritos, al contrario, los usa para generar nuevas expectativas que fueron viejas en anteriores conflictos. Las nuevas generaciones son como los niños que dan lecciones a sus padres convencidos que su vigor les aporta más razón que fuerza y cuando una generación sucumbe al mandato de los que más sesgos tienen, de los que menos experiencia ergo número de variables de vida disponen, en esa etapa el conflicto estará asegurado.

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